DATOS DESCRIPTIVOS
El
tramo de vía romana que queda incluido en la delimitación
de la Zona Arqueológica correponde al VIII del Itinerario
Antonino, es decir, la vía que unía Hispalis y
Corduba, y formaba parte de la Vía Augusta. La calzada
entraba en la ciudad desde el Sur, la atravesaba siguiendo el
"Cardo Maximus", y salía por la Puerta de Corduba
hacia la vega del Corbones.
A
principios del siglo pasado aún era visible gran parte
del trayecto antes de entrar a Carmona, coincidiendo en gran
parte con la Nacional IV, y a la salida de la localidad, a unos
800 metros de ésta, hasta un total de unos 5 kilometros
en línea casi recta, para volver a aparecer después
de atravesar el Corbones.
El
puente y la vía romana de Carmona han sido apenas tratados
en bibliografía. Tampoco se han desarrolado nunca excavaciones
ni trabajos arqueológicos de ningún tipo. Aunque
Collantes y Ponsich coinciden en afirmar la cronología
romana del Puente, A. Jiménez lo considera de cronología
posterior. De la misma opinión es A. Pavón Maldonado,
quien se basa principalmente en el aparejo de los arcos de ladrillo
para afirmar una cronología medieval, posiblemente almohade.
Esta polémica sólo podrá resolverse con una
excavación arqueológica que pudiera aportar datos
más precisos que los puramente estilísticos o topográficos
para su datación.
La vía romana, de 6,50 metros de anchura, puede seguirse
con claridad desde las proximidades de la Carretera Nacional IV,
al este de la misma. Su trazado permanece en la actualidad como
senda, con el significativo nombre de "Camino de Cinco Puentes"
o incluso "Calzada Romana", y de hecho su trazado viene
señalado en el plano Topográfico a escala 1:10.000.
Por el Norte se pierde poco antes de llegar a la confluencia con
la Nacional IV, que posiblemente siga el trazado antiguo durante
un trecho. Por el sector Sur sigue casi paralelo por el Este a
la Nacional IV, a unos 150-250 metros de distancia, hasta llegar
a la confluencia con la carretera que une la ermita de Nuestra
Señora de Gracia con Carmona, a través de la Puerta
de Córdoba. En varios trechos se puede apreciar el enlosado
de grandes piedras irregulares, con guardacantones a los lados.
El tramo mejor conservado es el que queda entre el puente y el
enlace con la carretera de la Ermita de Gracia. Las capas de preparación
para el asiento del enlosado pueden verse también en algunos
puntos, entre ellos en el Puente Romano.
El
Puente se sitúa muy cerca de la Carretera Nacional IV,
y cruza el arroyo de la Puerta de Córdoba, que también
pasa bajo la mencionada carretera. En este punto la calzada se
estrecha para adaptarse al paso sobre el puente, cuyo tablero
mide 4 metros de anchura, repartidos de la siguiente manera: 3,15
metros para la calzada viable, y 0,42 y 0,43 para el grueso de
los pretiles o parapetos. Al interior sobresalen a cada lado ocho
guardacantones de gruesas losas de piedra, distantes entre sí
3,82 metros y con 0,50 metros de anchura por 0,14 metros de profundidad.
La longitud total del puente es de 33 metros, y el tablero apoya
sobre 5 arcos, cuatro pilas y dos partidas en los extremos. El
arco central es más ancho (5 metros) que los otros cuatro,
y tiene 2,95 metros de altura. La altura total del puente es de
3,34 metros. Los arcos laterales tienen 2,42 metros de luz y son
más bajos que el central. La pilas, de 2,42 metros de anchura
y hechas de piedra en las bases, están reforzadas aguas
arriba por tajamares en ángulo, y por contrafuertes rectangulares
en el lado opuesto; los primeros, que son de piedra, sobresalen
1,55 metros, y los segundos 0,91 metros. El arco central se distingue
por la forma de su rosca, con doble arquivolta que rebordea la
boquilla interior, todo ello realizado con ladrillo de 30 x 15
x 4 centímetros. La triple boquilla del arco y las arquivoltas
miden 15, 30 y 15 centímetros respectivamente, y las dovelas
de ladrillo se disponen de la siguiente forma: alternancia de
sólo tizones, alternancia de soga y dos tizones, y alternancia
de sólo tizones. En los arcos laterales se da el mismo
tipo de dovela formada por una soga y un tizón. El paramento
lleva fajas de mampostería que a veces alternan con hiladas
dobles o triples de ladrillo, y de piedra son también los
parapetos. La fisonomía original del Puente se ve transformada
por el paso del tiempo, debido a su prolongado uso hasta casi
la actualidad. La calzada se conserva sólo en su tramo
Sur, mientras que en el resto han quedado a la vista los trasdoses
de los arcos de ladrillo del puente sobre los que apoyaba la pavimentación.
La calzada puede seguirse sin pérdida hasta las proximidades
de otro puente, de un sólo arco de medio punto. Poco antes
de alcanzarlo se forma junto al lado Este de la Calzada un murete
en ligero talud que sirve de contención del terreno por
donde transcurre la vía, conformado por un pequeño
desnivel. El murete está hecho de mampostería y
revestido con mortero, y sobre él discurre la calzada.
El segundo puente está echo entero de piedra, a excepción
de su único arco, construido en ladrillo. Es de dimensiones
mucho menores, y atraviesa sobre un arroyo secundario. Sobre su
cronología nada se sabe, aunque no parece romano sino posterior.
Es probable que se erigiera en sustitución de un puente
romano desaparecido, ya que la vía romana transcurre por
este mismo lugar. Pasado este segundo puente, en dirección
a la carretera de la Ermita de Nuestra Señora de Gracia,
no vuelven a aparecer restos de enlosado, pero es seguro que la
actual senda discurre por el lugar por donde seguía la
calzada romana. Lo más probable es que ésta discurra
después bajo la actual carretera, hasta entrar en Carmona
por la Puerta de Córdoba. No hay más restos apreciables
en la Zona Arqueológica, a excepción de posibles
restos constructivos en una pequeña loma que queda al Este
de la vía, muy próxima a la Carretera Nacional IV.
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